Cuando nos enfrentamos a una situación en la cual sabemos que lo que estamos nos afecta, no estamos haciendo frente directo a "los problemas" o "las tentaciones" o sea como se que le llames al fastidio que tu propio muerto te provoca.
¿Sabes una cosa?, aún el apóstol Pablo conocía este problema; el dijo:
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal me es propio. Porque con el hombre interior, me deleito en los asuntos de Dios; mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte? La gracia de Dios, por Jesús, el Cristo, Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, pero con la carne a la ley del pecado."
Rom 7:21-25
Aquí en las palabras de Pablo se encuentra la solución al muerto que cargamos: ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?... la solución no son las iglesias, ni los reclusorios, ni AA, mucho menos Oceánica, ni los gobiernos, ni las pensiones, ni los policías... el remedio es que Cristo nos quite el muerto que traemos dentro...
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